Historia General del Pueblo Dominicano Tomo V
270 (O FRQJORPHUDGR EXURFUiWLFR \ PLOLWDU GH OD 5HS~EOLFD 'RPLQLFDQD HQFDUQy PHMRU DTXHOOD IUDVH TXH VH DWULEX\H D Luis XIV : «El Estado soy yo» o, mejor aún, la que pronunció tiempo antes de morir: «Me marcho, pero el Estado (creado por mí) siempre permanecerá». Por otro lado, nada de lo que Trujillo realizó en los largos años de su mandato, desde las leyes y la represión más brutal, hasta las obras públicas y la reorganización de la vida cotidiana, pasando por la legitimación de su régi- men y sus programas de adhesión, culto a la personalidad y endiosamiento, hubiese sido posible sin esa legión que se convirtió en sus ojos, oídos, brazos y SLHUQDV D OR ODUJR \ DQFKR GH OD JHRJUDItD QDFLRQDO \ PiV DOOi GH VXV IURQWHUDV &RQ UD]yQ DÀUPy HO KLVWRULDGRU -RVp $ELJDtO &UX] ,QIDQWH TXH ©7UXMLOOR IXH XQ YHQGDYDO HQ OD KLVWRULD SHUR HVH IHQyPHQR VRFLDO QR OOHJy VROR FRQ pO OOHJDURQ sus hombres, que le acompañaron durante el largo período de dominación TXH HMHUFLy VREUH VX SXHEOR >«@ª 1 A pesar de las apariencias, el conglomerado burocrático-militar no estaba cohesionado por un espíritu de cuerpo, ni por la vocación de servicio público, sino por el miedo, la adulación, las prebendas y privilegios que se prodigaban D VXV PiV DOOHJDGRV H LQFRQGLFLRQDOHV VHUYLGRUHV &RQ HVFDVDV H[FHSFLRQHV QR se entraba al servicio directo de Trujillo solo por los méritos y la capacidad, sino, y más que nada, por la decisión libérrima e inapelable del dictador que VH LQPLVFXtD KDVWD HQ ORV QRPEUDPLHQWRV PiV tQÀPRV (Q XQ DPELHQWH WDQ LQ - VHJXUR \ OOHQR GH DPELFLRQHV HUD GH HVSHUDU TXH ÁRUHFLHUDQ ODV FDOXPQLDV ODV campañas sucias, las artimañas y los golpes bajos en una permanente guerra GH WRGRV FRQWUD WRGRV LQFOXVR HQ ODV ÀODV GHO (MpUFLWR $ HVWH DPELHQWH FRUWHVD - QR \ VyUGLGR D HVWD SHUHQQH OXFKD VXEWHUUiQHD VH XQtD HO IDFWRU GLVWRUVLRQDQWH SDUD ODV MHUDUTXtDV \ OD OyJLFD GHO PDQGR TXH HPDQDED GH OD SURSLD IDPLOLD del tirano, ubicada en la pirámide estatal y social por debajo de Trujillo pero por encima de sus secretarios de Estado y sus principales mandos. Ostentar ese apellido era como detentar una cartera de gobierno. (Q HO IRQGR FRPR GHPRVWUDUtD OD KLVWRULD SRVWHULRU DO DMXVWLFLDPLHQWR del tirano, la maquinaria que le permitió gobernar, con relativa tranquilidad, GXUDQWH DxRV VH GHVPRURQy GH PDQHUD IXOPLQDQWH HQ OD PLVPD PHGLGD en que el pueblo avanzaba, conquistando cuotas de participación en la vida pública y en la política, resurgían las instituciones aplastadas por la tiranía y se instauraban normas más libres. Muchos de aquellos trujillistas lograron su reinserción en los gobiernos posteriores, conservando sus riquezas y preben- das de antaño, renegando aparentemente de sus lealtades del pasado, pero aplicando, en la práctica, métodos característicos. No en vano Isaac Deutscher, HQ VXV FRQIHUHQFLDV WLWXODGDV ©/DV UDtFHV GH OD EXURFUDFLDª DÀUPDED TXH «el poder político de la burocracia bajo el capitalismo ha estado siempre en
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